
La suspensión entre lo absoluto y lo relativo: “Coro mudo de nube y charco” de Rodrigo Echeverría
Nexos
16 de marzo 2021
“La figura del repartidor nocturno aparece sumida en la oscuridad, como los retratos de Rembrandt. Se inclina hacia adelante mientras camina. Su forma parece la túnica de un sabio, con puntos de luz y color que parecen resaltar un sentido de santidad. El punto de luz al centro del cuadro —que parece a la vez una vela y la pantalla de un celular donde el repartidor busca instrucciones de Google Maps— ilumina el rostro de la figura, revelando un par de ojos pintados con realismo. En el brazo izquierdo del repartidor vemos un paisaje campestre en el que el sol se sume en un atardecer. Aunque el repartidor vive atrapado en la precariedad del espacio relativo del capitalismo neoliberal, siempre consigo el espacio absoluto. Es esta yuxtaposición de lo absoluto y lo relativo que le da a la figura su afecto sobrenatural. Se trata de una persona que no ha olvidado el absoluto, sino que lo anhela incluso mientras vive suspendido en la relatividad.
Es desde este lugar —el de los espacios superpuestos— que Echeverría pinta.”
Nexos
16 de marzo 2021
“La figura del repartidor nocturno aparece sumida en la oscuridad, como los retratos de Rembrandt. Se inclina hacia adelante mientras camina. Su forma parece la túnica de un sabio, con puntos de luz y color que parecen resaltar un sentido de santidad. El punto de luz al centro del cuadro —que parece a la vez una vela y la pantalla de un celular donde el repartidor busca instrucciones de Google Maps— ilumina el rostro de la figura, revelando un par de ojos pintados con realismo. En el brazo izquierdo del repartidor vemos un paisaje campestre en el que el sol se sume en un atardecer. Aunque el repartidor vive atrapado en la precariedad del espacio relativo del capitalismo neoliberal, siempre consigo el espacio absoluto. Es esta yuxtaposición de lo absoluto y lo relativo que le da a la figura su afecto sobrenatural. Se trata de una persona que no ha olvidado el absoluto, sino que lo anhela incluso mientras vive suspendido en la relatividad.
Es desde este lugar —el de los espacios superpuestos— que Echeverría pinta.”